Wednesday, July 20, 2011

La Quinceañera.

Estar en Colombia me recordó el poema que a continuación comparto con ustedes. Aquí también se celebran los quince años de cualquier jovencita, de la misma manera que en México, o similar.
Te quiero decir madre que las armas que me brindaste me han ayudado y me ayudarán a seguir el camino de una manera agradable. Te agradezco los esfuerzos que hiciste para hacer de mí algo útil y ahora me toca a mí mejorar.

La infancia quedó atrás
Quedando en el ayer
Los juegos y muñecas.

Hoy te vas a enfrentar
A un mundo nuevo,
Hoy empieza tu lucha
Por la vida.

Hoy deberás armarte y equiparte
Con las armas más nobles,
Que jamás pesarán
Ni ocuparán lugar
Y que nunca serán impedimenta
Para enfrentar obstáculos y afrentas.

Esas armas, mi amor,
Que yo te he dado
Desde que fuiste niña
Las vas a utilizar
Y deberás traerlas de por vida.

Honradez y trabajo: la llave
Que abrirá todas las puertas
Y que te hará crecer.

Instrucción: será la que te brinde
La dicha del saber,
Y no dejar pasar ni un solo día
Sin algo que aprender.

Educación: que ha de hacerte agradable,
Y aunada a sencillez,
Será traje de gala
Que deberás portar,
Será el traje más bello
Y más hermoso,
El único que luce en sociedad.

Energía y carácter: con ellos
Vencerás al enemigo,
Que ante ti se opondrá,
Ese enemigo cruel que día tras día
Frente a tu camino cruzará.

Ese enemigo que será la envidia,
La calumnia, el engaño,
La intriga, la perfidia y la traición;
Malas artes de guerra
Han sido esas a las que tú
Jamás recurrirás.

Si agregas a tu equipo
Otras armas, que sean
La integridad y la discreción,
Si luchas con valor, fe
Y entusiasmo, tú siempre triunfarás.

Si tienes en tu rostro una sonrisa,
En tus manos ternura y comprensión,
Caridad hacia aquel que necesita
Tu paso por la vida será un sol.

Y procura llevar siempre
En tu pecho, aquí en el corazón,
Un cúmulo de amor y de esperanza
Que te permitan conocer a Dios.

EMMA MENDOZA DOMINGUEZ.

Gracias madre!!!

Thursday, July 14, 2011

Todo pasa por una razón…

La razón no es fácil de encontrar pero finalmente aún y cuando no se encuentra existe. Eso es claro.

Resulta que salimos de Casa Grande con un destino: Medellín, tratando de disfrutar el camino aunque es casi imposible porque los conductores en Colombia son bastante irrespetuosos y esto significa que 200% de nuestra atención se enfoca a mantenernos vivos en la ruta. Colombia cuenta con rutas que yo denominaría de “Clase Mundial” pero nunca lo serán al menos que la cultura vial mejore. Existen “Escuelas de Manejo” pero la población simplemente opta por darle a la vida un valor bastante bajo. Bastante molesta (lo pueden notar en mi escritura) cuando me encuentro manejando mi motocicleta y tengo que lidiar con autos, traileres y otras motos invadiendo nuestro espacio en diferentes maneras. Como lo he mencionado antes, para nosotros como motociclistas lo que importa es la ruta no el edificio o el tour que se pueda tomar, porque de qué sirve aspirar a ver un sitio si la vida se pierde en la ruta. Suena exagerado pero no es así; para aquellos motociclistas o conductores que se jactan de poder conducir igual que los locales la situación en Colombia les ha de parecer normal, pero cuando se conduce bajo las normas de la seguridad vial se sabe el riesgo al que uno se expone y se trata de reducir o eliminar. Cómo lo tratamos de reducir o eliminar?: respetando los límites de velocidad, conduciendo apropiadamente, utilizando las señales necesarias para asegurarnos de que los otros sepan cuales son nuestras intenciones en el camino, abandonando el camino cuando el peligro es inminente y dejar a los idiotas ir, concentrándonos en lo que estamos haciendo y ayudándonos uno al otro. Si los caminos secundarios fuesen seguros en Colombia no dudaríamos en tomarlos para evitar el tráfico pero lamentablemente hemos sido advertidos de solo seguir caminos principales. En algún punto romperemos eso porque creo que nuestra vida corre más peligro en los caminos principales… que con la guerrilla.

La situación no cambiará así que nuestra misión es disfrutar Colombia y seguir interactuando con gente como la que hemos tenido el gusto de conocer. Eso sí, la gente en Colombia me parece muy amable y dispuesta a ayudarnos. Hemos pasado por casos en los que preguntamos a un motociclista como llegar a tal lado y el mismo motociclista nos lleva a donde queremos ir. Parecería arriesgado confiar en la gente así pero nuestro sexto sentido nos ha enseñado hasta que punto confiar.

La ruta fue de Mendihuaca a Pailitas César donde pasamos la primer noche, un pueblo pequeño pero encantador. Nos hemos dado cuenta de que las montañas de cualquier país cuentan con un ambiente mejor que el de la costa, mucho más tranquilo y las ciudades o pueblos son más limpios, el clima es más fresco y puede uno encontrar buenos alimentos.
Un grupo en Pailitas César...

-Muchos derrumbes-

De aquí partimos hacia Bucaramanga donde no teníamos pensado pasar la noche pero un incidente nos OBLIGO a quedarnos ahí. Resulta que paramos a cargar gasolina y yo pregunté si aceptaban tarjetas de crédito puesto que no cargaba efectivo en ese momento y el empleado dijo que sí. Al cobrar se dio cuenta de que el sistema, que yo no controlo, estaba fallando así que no podía recibir mi tarjeta de crédito. Hablamos con el jefe y este bastante déspota pidió mi pasaporte si quería mi tarjeta de crédito de regreso hasta que pagara. El lío se armó porque no me pareció la manera en que nos trataron especialmente después de que escuché como el empleado mentía al dueño diciendo que mi tarjeta tenía un problema solo para cubrirse a él mismo. En fin, finalmente aceptaron que eran ellos los del problema pero no me devolvían mi tarjeta así que salí en busca de la policía y un grupo de personas se empezó a formar y de entre todas las soluciones que cada uno tenía, una de ellas fue sorprendente. Un hombre desconocido totalmente se ofreció a pagar la cuenta completa sin esperar que le pagáramos de vuelta. Silvestre, el dueño de la tienda de enfrente a la gasolinera pagó $35000 pesos Colombianos equivalentes a casi $20 dólares Americanos y nos dijo que no nos preocupáramos, pero cómo no nos vamos a preocupar? Entonces decidimos quedarnos para pagarle. Aquí aprendí de nuevo a cargar efectivo a la mano para ciertos imprevistos.
"Silvestre y Brian"
El negocio de Silvestre.

Bucaramanga, la capital del Departamento de Santander, es simplemente una ciudad bastante poblada y sin ningún atractivo que invite a quedarse, sin embargo esta experiencia fue una muestra de la bondad de los Colombianos. Al siguiente día Silvestre se sorprendió al vernos, recibió el dinero y con gusto se ofreció a llevarnos a las afueras de la ciudad para encontrar la ruta que necesitábamos. Recuerden, sin mapas no es tan fácil. Salimos con destino a San Gil y descubrimos que la noche pasada hubo un accidente bastante desagradable que posiblemente nos hubiera forzado a regresar a Bucaramanga…
Partes arrojadas en el accidente.

Esta ruta es hermosa, el Cañón de Chicamocha es absolutamente espectacular. Denominaría a esta una ruta de “Clase Mundial” si algo mejorara, adivinaron… el tráfico. A 30 kilómetros por hora la mayor parte del tiempo, detrás de un trailer o delante de un estúpido conductor, pasamos por este cañón y llegamos a San Gil. San Gil es una pequeña ciudad en Santander y Santander en general me ha parecido hermoso. San Gil es bien conocido por la tranquilidad de la que se puede gozar, por los deportes extremos con los que cuenta, por el hecho de contar con algunos de los mejores Rápidos (ríos) de Grado 4+ en el Sur de América y sin duda alguna por contar con el MEJOR mercado que he visitado en toda mi vida… Que barbaridad de mercado, organizado, limpio, con una variedad impresionante de frutas y verduras, las carnes separadas de todo lo demás, diferente niveles dentro del mismo, se puede desayunar por una mínima cantidad de dinero ahí mismo sin tener que aguantar las ganas de vomitar porque huele mal pero sobre todo se puede apreciar el orgullo de la gente cuando están lidiando con uno. Impresionante… Quedé encantada...
-Cañón de Chicamocha-
San Gil...
Los autos no suben toda la colina debido a accidentes.

Antes de visitar cualquier sitio en San Gil tuvimos una experiencia bastante curiosa y agradable. Jamás pensé volver a ver Jota nuevamente y casi al llegar a San Gil un auto lleno de gente gritaba a nosotros con manos arriba, Brian y yo nos miramos mutuamente y pensamos que era una de esas ocasiones en que la gente se emociona al ver motocicletas pero no… era la familia de Jota. Jota nos vio pasar por el lugar donde el se encontraba, llamó a su esposa en San Gil para que nos buscara y nos encontraron para invitarnos a comer y a quedarnos con ellos. Sorprendidos aceptamos y disfrutamos de la compañía de esta linda familia, de los platillos típicos, de la historia del área y de un sitio para acampar genial. El clima y el ambiente fueron perfectos para disfrutar de nuestra tienda de campaña.

Tuvimos el gusto de conocer a más miembros de la familia de Jota. El padre de Jota es un hombre con visión y corazón, nos mostró lo que pronto quedará reconstruido para ofrecer a la gente un lugar en donde se pueden transportar a la historia y disfrutar de la cultura Colombiana. Las ruinas que nos mostró tienen una historia bastante triste que si algún día se encuentran por aquí conocerán, yo no compartiré con ustedes esta historia porque es casi imposible de transferir, solo les digo que todo pasa por una razón y aunque esa razón no sea evidente en el momento siempre resulta ser positiva o necesaria. Les deseamos éxito en el proyecto y gracias por compartir con nosotros y educarnos más, pero sobre todo por acercarnos más a nuestro amigo Rigoberto.
Lindo para acampar...


Las ruinas...


Los amigos.

El Mercado de San Gil, el mejor.
Variedad de frutas y verduras.
Jota y su esposa en el Mercado de San Gil.

Hubiese deseado pasar mas tiempo aquí pero teníamos una meta, reunirnos con Diego el Domingo 10 de Julio en Puerto Berrío entre 11 de la mañana y 12 de la tarde así que el Sábado viajamos de San Gil a Vélez todo el día. Paramos en Barichara primero y encontramos un pueblo con caminos construidos de piedra, un pueblo tranquilo y como dicen los locales un pueblo donde la gente entra a un centro cultural en lugar de una cantina; el único pueblo de Santander que ha producido un presidente de la República: Aquileo Parra, claro nos faltó preguntar que calidad de presidente fue este. En fin, el que venga a Santander tiene que visitar Barichara.
En camino a Barichara.

Barichara...

De aquí salimos y pasamos por lugares como Socorro, Oiba, Barbosa para llegar a Vélez. Antes de continuar déjenme comentarles acerca de algo que observé. En Colombia existe el servicio de añadir un equipo a los autos para que puedan funcionar también con gas natural. Pregunté al respecto y el equipo para convertir un vehículo pequeño cuesta $1,700,000 pesos Colombianos aproximadamente, lo cual proporciona 1 cilindro de 65 litros que se puede llenar con 23,000 pesos Colombianos y rinde 114 kilómetros. En realidad hacen falta más datos para hacer un juicio en relación al rendimiento y economía, pero lo que sí puedo comentar es que esto da la oportunidad a la gente de utilizar otro combustible que no sea petróleo puesto que necesitamos el petróleo para otras cosas y no nos damos cuenta de que se está acabando y al parecer el gas natural en Colombia existe en grandes cantidades. Otro punto interesante es que para cargar gas (cualquier tipo) todos los pasajeros en el vehículo tienen que desalojarlo así que imagínense a un turista en un taxi del aeropuerto al hotel con un taxista pidiéndole que se baje del taxi en la gasolinera sin explicación, que miedo no?


Regresando a la ruta. Llegamos a Vélez muy tarde así que lo único que les puedo comentar es que nos trataron muy bien en el lugar en que nos quedamos. Salimos muy temprano para evitar el tráfico pero por desgracia tomamos el camino incorrecto y después de una hora y media volvimos a la ruta correcta. La ruta era una ruta secundaria que recomendaría a cualquiera que tiene tiempo de recorrerla con calma, es hermosa pero un poco complicada, como nos gusta: terracería (trocha para los Colombianos), lodo, enormes fallas geológicas que producen grander orificios en el camino y es así que uno tiene que buscar la manera de pasar por ahí sin desbarrancarse… en general un camino emocionante, claro a las 11 am apenas estábamos en Cimitarra y nos faltaban otras 2-3 horas para llegar al punto donde veríamos a Diego. En este camino emocionante “tuvimos” que parar y brincar en el río para bañarnos puesto que estábamos cubiertos en sudor que ni nosotros mismos aguantábamos el olor, cubiertos en lodo y especialmente yo porque tuve un pequeño accidente donde me caí y me tomó completamente por sorpresa. El lodo es difícil de entender y aún más si existe una capa ligera del mismo sobre una base sólida de lodo o terracería; en este caso la combinación del lodo con las características del terreno me mandó al suelo en fracción de segundos.

Finalmente Brian siente lo que yo siento cuando él se cae. En esta ocasión fue una caída dura pero gracias al equipo que utilizamos no sufrí daños, la moto no sufrió daños, las maletas sí pero mínimos. Cabe mencionar que esas maletas ayudan a amortiguar golpes, tanto para la moto como para mí porque de otra manera las piernas podrían quedar debajo de la moto cuando uno se cae pero con las maletas es más fácil desprenderse de la moto. La foto explicará mejor.

Después de la caída estuve tensa por el resto del camino y en algunas ocasiones Brian me tuvo que ayudar a cruzar áreas de lodo inmensas porque mi cuerpo y mi mente estaban bloqueados. Gracias Brian por responder a mis necesidades y por ayudarme a entender las lecciones técnicas del motociclismo. Para él no fue fácil aceptar que mi mente, principalmente, se encontraba bloqueada y en momentos un pequeño charco de lodo parecía un río o mar de lodo imposible de pasar con mi temor.
Una vista de Vélez.

El trailer se hundió en el camino.

Mi accidente.

Esto no es nada...

Brian meditando...
Refrescando mi cabeza...

Después de un día bastante exhaustivo, donde el cansancio, el clima y la deshidratación casi nos hacen parar y extender nuestra tienda de campaña. Finalmente llegamos al punto de reunión, Puerto Berrío donde nuestro amigo Diego nos esperaba en un retén militar, nos invitó una soda (refresco para los Mexicanos) y nos puso al tanto de la siguiente parte de la ruta… otros 200 kilómetros de camino para llegar a Medellín.

Que emoción volver a encontrarnos con Diego a quien conocimos en Canadá, visitamos en Toronto, Ontario (Canadá) cuando él se encontraba estudiando Inglés y nosotros pasábamos por ahí en ruta a Colombia y ahora en Colombia. Que lindas conexiones de amistad y de apoyo; Diego nos ayudó a encontrar un lugar en Medellín que cuenta con lo que necesitamos y bajo nuestro presupuesto. Realmente no visitamos hostales por dos razones: una porque son más caros que los hoteles cuando se trata de dos personas y la otra es que normalmente el tipo de gente que los visita son aquellos que piden una rebaja de precio de $8 a $7.75 dólares pero que gastan bastante dinero en bebidas y diversión por lo tanto el ambiente tiende a ser de desorden, con gente usando drogas (lo cual me enfurece) y con falta de sentido común y respeto. En fin, la recomendación de Diego es que este lugar es bastante limpio y organizado, ya veremos.

La siguiente parte de la ruta fue más alivianada pero larga, llegamos a Medellín a las 9:30 pm, así que el día fue de 15 horas de manejo, imagínense. Esto no es algo que hacemos todo el tiempo, es tal vez la quinta vez que esto sucede. Manejamos a través de montañas y lugares que durante el día hubiese sido genial apreciar pero en la noche imposible, además nos encontramos con un accidente en donde dos automóviles, una motocicleta y un árbol resultaron con bastantes daños, pobre árbol que culpa tuvo de la estupidez de los otros. Nosotros con cansancio pero con aprecio hacia nuestras vidas buscamos un trailer al cual seguir en la oscuridad… todo salió bien y llegamos a Medellín a encontrar una ciudad enorme y con mucho por ofrecer, de acuerdo a lo que habíamos leído así que nos dedicaremos a explorarla a pie y metro.

Gracias Diego por esperarnos y conducirnos a Medellín… Buen trabajo como equipo para rodar juntos la ruta de Puerto Berrío a Medellín…

En cuanto llegamos nos hospedamos en el hostal, en un cuarto privado e hicimos planes para nuestra estancia. Pronto descubrimos que Annette y Kai, los Alemanes que conocimos en Cartagena con la moto-side car, estarían en Medellín el Martes 12 de Julio para reunirse con nosotros.

Es aquí que el siguiente capítulo inicia…
Mediodía y las mesas llenas de cervezas…

Finalmente con Diego...

Colombia, el inicio de Suramérica.

Llegar a Colombia y no sentirse en Colombia es una tristeza pero en verdad que me quedé en Panamá por muchas razones pero una de ellas es que no hemos podido descargar nuestro cerebro en un papel. Cada vez que escribimos nuestras observaciones, ideas y pensamientos avanzamos, si así como lo leen… avanzamos. Al viajar la historia de cada lugar se convierte en una realidad, se puede apreciar y plasmar mejor en el cerebro sin embargo solo tengo suficiente espacio para cierta cantidad de información y después de eso el cerebro me duele. Así que es aquí en Colombia donde tomaremos el tiempo para escribir y compartir con ustedes nuestras escrituras.

De entrada les puedo decir que llegamos a un país bastante grande en cuanto a territorio y población. El país cuenta con un área de 1.14 millones de kilómetros cuadrados (el tamaño de los países de Francia, España y Portugal combinados). La capital es Bogotá y la población es de 45 millones de personas aproximadamente siendo considerado de esta manera el tercer país más poblado de Latinoamérica después de Brasil y México. Un país con una situación bastante difícil en relación a la seguridad hace no muchos años, ahora se sabe que la situación ha cambiado pero aún existen las guerrillas y el constante tráfico de drogas, al mismo tiempo que los secuestros a extranjeros. Esto no debería parar a ningún extranjero para visitar Colombia que aunque aún no exploramos en lo mínimo sabemos por otros que es un país lleno de gente amable y con mucho que ofrecer.

Cartagena fue nuestra primera parada y ahí solo pasamos tres días, aunque el primero fue consumido por Aduanas. La ciudad colonial de Cartagena es considerada una de las más románticas y mejor conservadas, es básicamente la entrada al Sur de América. En nuestra corta estancia conocimos a una pareja Alemana que hará un recorrido en motocicleta con side car por el Sur de América en cuanto puedan retirar la motocicleta del puerto, motocicleta que el mismo Kai construyó y con la cual han viajado por más de 50 países en el mundo. Junto con ellos exploramos la ciudad empezando con el Castillo San Felipe de Barajas Cartagena de Indias, el cual fue una fortaleza que protegió a Cartagena de Indias durante muchos años de ataques piratas organizados por imperios rivales. Su construcción se inició en el año de 1657 con planos del Ingeniero Holandés Ricardo Carr y posteriormente paso a manos del Ingeniero Militar Don Antonio de Arévalo, quien después de muchos años de arduo trabajo logra terminar completamente la fortificación.

De ahí nos fuimos al centro de la ciudad lleno de edificios coloniales hermosos, de plazas, de estatuas y arte. Una de las representaciones artísticas más conocidas es la Gorda Botero, una pieza de arte diseñada por Fernando Botero, en metal, de una mujer gorda con todas sus peculiaridades; algo fuera de lo común pero muy interesante. La mayor exposición de Botero se puede apreciar en Bogotá, Colombia.
-Gorda Botero-

Interesante fue recorrer las calles donde se encuentran puestos por doquier y se puede comprar frutas, verduras o rentar un celular para hacer una llamada… Cartagena me hizo transportarme a un mundo en donde se mezcla Cuba con México, que sentimiento tan raro pero tan cercano.
Se venden minutos de celular en todos lados...

Después de intercambiar información con la pareja para seguir en contacto en nuestra ruta hacia el Sur y poder apreciar la motocicleta que no tuvimos el gusto de ver salimos de Cartagena dejando atrás también a otro motociclista de nombre Daniel procedente de los Estados Unidos.

En nuestro camino hacia Santa Marta, para ser más precisos hacia Mendihuaca, descubrimos aún más que los conductores en Colombia son terribles, que manera de rebasar sin NINGUNA precaución, de empujarnos fuera del camino, de pasarnos por el lado derecho o entre las dos motos y de usar el claxon para todo como si el claxon mismo fuese a bajar al Dios que dicen amar para que los salve o salve a los otros que ponen en peligro. Que ignorancia en verdad, pero lo único que puedo decir con esto es que si todos tuviésemos un poco más de conciencia en nuestros hábitos para conducir el mundo sería diferente. Lo crean o no pienso que la manera de conducir de los habitantes de un país habla mucho de los valores del mismo.

En este recorrido de Cartagena a Mendihuaca pude apreciar bastante pobreza y esto me entristeció pues no esperaba tanta pobreza en Colombia, no de entrada… pero bueno, hay más por descubrir.

Lo que sí no pude creer es que las motocicletas no pagan en las casetas de peaje en las carreteras, hay un paso especial para las mismas y esto obviamente incrementa el uso de las motocicletas. Si esta ventaja no existiera en Colombia no me puedo imaginar el caos en las carreteras con tantos vehículos.
Motos a la derecha, costo=$0.0
Excelente incentivo para utilizar motos en Colombia!

Después de seguir las instrucciones perfectas que nuestro amigo Rigoberto nos dio para llegar a la cabaña que tenía destinada para nosotros (en Casa Grande), encontramos una playa linda con gente amable y condiciones climáticas agradables, un lugar no tan caluroso en esta temporada. Nuestro amigo Rigoberto, el inexplicable y lleno de sorpresas nos condujo a este lugar para que gozáramos de un tiempo con la gente que él conoce pero nunca nos dijo acerca de todos los beneficios que podíamos obtener aquí a ningún costo, los dueños de este lugar fueron advertidos de no dejarnos pagar absolutamente por nada, hospedaje o comida. Que detalle de este hombre que siempre está dispuesto a dar una mano sin esperar nada a cambio. Gracias Rigoberto, en verdad apreciamos su bondad.
-Casa Grande-



Aquí en el área de Santa Marta hay muchas cosas por hacer, desde visitar el Parque Tayrona que está lleno de playas y áreas selváticas hasta un recorrido de seis días por la Ciudad Perdida que consiste en escalar a través de áreas de la Sierra Nevada de Santa Marta para conocer acerca de la historia de este lugar y ver los vestigios de la ciudad construida entre los siglos 11 y 14 y el descubrimiento accidental de la misma en el año de 1975; solo se permite la entrada con guías. El costo de estas actividades es alto así que hicimos otro tipo de actividades como escribir, convivir con la gente del área, checar nuestra ruta hacia el Sur especialmente ahora que entra en nuestros planes regresar a Cartagena para Noviembre para así abordar de nuevo un barco hacia Cuba… Y claro ya habrá más lugares por explorar en Colombia pero déjenme recordarles que como motociclistas la ruta es lo que importa, tours y otras cosas son secundarias; una buena ruta, buenos conductores y el olor del aire deja memorias en nuestro cerebro difíciles de desvanecer, también la comida que preparamos o llegamos a probar del área aunado a la compañía de la gente hacen la diferencia.

Déjenme contarles un poco acerca de Casa Grande. Casa Grande es una finca a la orilla del mar que solía ser la sede de una serie de restaurantes, fincas y discoteca en Colombia en los alrededores de 1983. Por un tiempo el funcionamiento de este lugar dejó de ser el mismo debido a los problemas de seguridad del país. Ahora nuevamente recibe tanto turismo local como extranjeros a un precio razonable y con una atención formidable. El lugar cuenta con ocho cabañas ($60,000 pesos Colombianos por cabaña para cuatro personas/noche; $1,800 pesos Colombianos=$1 USD), área para acampar o colgar una hamaca ($12,000 pesos Colombianos/por persona/noche) o simplemente con la oportunidad de pasar el día en este lugar por un costo de $5,000 pesos Colombianos/persona, claro con acceso a la playa, duchas y baños. El personal del restaurante en Casa Grande se encarga de preparar alimentos con productos frescos del área; el platillo más conocido y popular de este lugar es un pescado “curvinata” en salsa de coco.
Casa Grande es un lugar tranquilo y seguro, cerca de un río que se junta con el mar a solo unos minutos de aquí. Casa Grande es fácil de localizar, a 5 minutos del Parque Tayrona y a 10 minutos de Guachaca (en vehículo), un lugar donde se pueden adquirir alimentos y productos básicos.
Jota, Jorge Mendoza, el dueño de este lugar se dedica a su negocio y a la gente; con tan solo ver su sonrisa se da uno cuenta de que ese es su fuerte, la gente. Colombiano por nacimiento y Canadiense por destino, Jota se encuentra de nuevo en la tierra que lo vio nacer para apoyar a su comunidad y crecer con su gente.
Como conocemos a Jota? Por medio de Rigoberto, un gran amigo que nunca olvidaremos.
Si se encuentran en Colombia no olviden parar por Casa Grande (www.casagrandesurf.com) en cualquier época del año excepto por Enero (del 1-20) o en Semana Santa puesto que de acuerdo con Jota Junior no se puede ni caminar por aquí ya que el turismo asciende a 600 personas por día. Santiago dice que aquí se forma un “despelote” (expresión Colombiana para indicar desorden).

Justo aquí, en Casa Grande, celebramos CANADA DAY: Día de Canadá, Julio 1º. Este día es un día nacional de Canadá, una fecha para celebrar el aniversario del Acta Constitutiva de 1867 en donde tres provincias Británicas se unieron en un solo país llamado Canadá dentro del Imperio Británico. Originalmente este día se denomino Dominion Day: Día del Dominio, pero el nombre fue cambiado en 1982 cuando Canadá obtuvo completa independencia del Reino Unido. Así que aquí en Colombia, de manera pacífica, Brian y yo celebramos el Día de Canadá con mucho entusiasmo, sabiendo que contamos con un país maravilloso y por el cual estamos agradecidos. ARRIBA CANADA!!!

Al transitar por lo caminos Colombianos descubrimos una seña peculiar de los soldados: dedos arriba que significa que los caminos están protegidos y seguros. Estos hombres se han dedicado a mantener el país en orden y se puede sentir el apoyo de ellos cuando se pasa por los retenes en donde hacen inspecciones y ofrecen ayuda. Se puede sentir/escuchar también la constante vigilancia aérea; todo el tiempo se escuchan helicópteros volando sobre nosotros. Se dice que esta área de la Costa es la más utilizada para sacar las drogas del país.
Gracias a todos ustedes por cuidar los caminos...



En estos días visitamos la ciudad de Santa Marta donde el libertador (nacido en Venezuela) Simon Bolívar pasó sus últimos días y murió en La Quinta de San Pedro Alejandrino. Simon Bolívar, el primer presidente de Colombia proclamó la independencia de Colombia el 7 de Agosto de 1819 con la victoria de la Batalla de Boyacá.

Que más hicimos? Bueno pues, a Brian se le ocurrió que deberíamos intentar hacer un horno para cocinar pan. Y cómo? Con piedras y hojas y lo que encontráramos. Lo intentamos y el resultado fue favorable. Me encantan las ideas de Brian, siempre constructivas. Aquí pude utilizar las enseñanzas del ITIB para hacer un tejido con las hojas que nos serviría para cubrir el horno… Quién iba a decir que utilizaría estas habilidades. Las habilidades nunca sobran, al contrario faltan. Todo lo que se pueda aprender algún día se utilizará.

Similar a un petatillo, no creen?

Horneando un pan delicioso...

-Un poco quemado, primer intento-

Nuestra estancia en Casa Grande concluyó con lindas memorias. Convivir con Jota y los hijos de Jota y Denisse fue gratificante. Los dos niños, Daniela y Santiago, son muy inteligentes y graciosos; ambos tienen todo para triunfar: una buena familia, acceso a educación, habilidades, carisma, y otras cosas más que solo ellos saben. Santiago, por ejemplo, pudo compartir conmigo más de la historia de Colombia y otros temas que cualquier adulto presente en la conversación… Que fascinante es encontrar mentes jóvenes brillantes. En verdad deseo que esas mentes se pongan en uso para el desarrollo de nuestro futuro.
Jota también tiene otros dos niños, adoptados, bueno no necesariamente adoptados pero dos niños indígenas a los que apoya económicamente y moralmente para salir adelante. Que buen corazón y deseos de contribución con la comunidad. Le deseamos lo mejor Jota a usted y a su familia.
Te recuerdo Luisito...

A ti gracias por ir conmigo a todos lados... Te amo BM.

Hermoso cabello!!!

Un trabalenguas para ustedes que Jota y Santiago compartieron conmigo. También me dejaron tarea para leer acerca de un escritor Colombiano Rafael Pombo, lo haré, ya verán…
La chanchita chancha
Tiene ocho chanchitos
Y Chepe el cochero
Los desea colgaditos
No seas tan chistoso
Cochero Chepito
Que son de la chancha
Los ocho chanchitos
(No se realmente que significa cochero pero me dijeron que es la persona que mata los chanchos).

Ahora hacia el Sur del país, nos recomendaron un lugar muy tranquilo llamado San Gil perteneciente al Departamento (Estado) de Santander y hacia allá nos dirigimos pero con un solo inconveniente: no contábamos con mapas puesto que Jota olvidó recoger el mapa que nuestro amigo Diego envió para nosotros por correo. Jota también salía fuera así que no podría recoger el mapa ya más, claro prometió enviárnoslo en cuanto regresara. Sin mapa nos aventuramos pero claro que cuesta más trabajo navegar así porque las indicaciones que nos dan para llegar a un lugar normalmente son: AHÍ DERECHITO… aunque el camino se divida en tres la indicación es la misma. Además es estresante no saber en donde se encuentra uno o hacia donde dirigirse si algo sucede. Parte de la ruta, lidiar con lo imprevisto y hacerlo bien.

Hasta la siguiente parte de la ruta…