Wednesday, August 17, 2011

Paralizada!!!

Insanidad, es una palabra muy fuerte pero si nos basamos en un aspecto científico como Einstein lo dijo es repetir la misma acción esperando resultados diferentes.

He viajado por 45000 kilómetros, ocupado 14 meses de mi vida viajando a través de 11 países y he estado paralizada al menos 5 veces por este maldito temor. Temor a qué se preguntarán? En verdad no lo sé. Solo sé que cuando miro al suelo y no encuentro la respuesta que necesito es porque no esta ahí. Sigo mirando al suelo esperando encontrar la respuesta que jamás estará ahí. Es esto insanidad? Lo es. Sé que lo es porque mientras no haga algo diferente el resultado será el mismo y yo seguiré paralizada por mis propios temores.

Montar la motocicleta es fácil? Tal vez lo sea pero yo no lo sé, solo sé que si el temor no me acompañará los paisajes serían más bellos, el aire sería más fresco, la lluvia resbalaría por mi cuerpo sin tener que sobre preocuparme por el aceite regado en la carretera y disfrutaría de la intensidad de la misma…

Esa mañana salí de Chugchilán con la misma motocicleta que me ha acompañado en todos estos meses, salí con una meta: recorrer la ruta, encontrar ese lago y disfrutar del atardecer en compañía de un ser amado y de amigos excelentes. Pero en medio de la ruta el temor llego a mí y mis ojos llenos de lágrimas querían seguir mirando pero no pudieron, la arena parecía un desierto, las rocas se sentían como montañas y el temor me cundió. Cundió no solo mi alma pero mi mente al punto de paralizarme y no dejarme actuar en base al conocimiento pero en base al temor.

Detesto admitirlo pero lo tengo que admitir, esa niña no conoce el temor como lo adquirió entonces? Como lidiará con él? Aún sigo sin respuestas aunque tengo la seguridad que esas respuestas las encontraré en base a la lucha, una lucha que no será fácil, una lucha en contra de mí misma.

Pero mientras tanto la ruta se volvió un martirio, un dolor. Mirando al suelo me decía a mi misma: -He recorrido caminos más difíciles que este y este camino me está deteniendo… La respuesta es no, el camino no me detuvo; lo que me detuvo fue mi propio temor. Solo basta con ocupar un poco más el acelerador o mirar hacia el horizonte para guiar a la motocicleta hacia donde tiene que ir, o con tan solo utilizar las técnicas aprendidas para conducir en todo terreno, o simplemente intentarlo… qué es lo peor que puede pasar, que me caiga? Me he caído muchas veces y me he podido levantar. Que me mate? Algún día tengo que morir. Que mate a alguien con mi moto? Pero si no hay nadie en el camino… Que dañe la moto? Sé que se puede reparar…

Creo que el temor es encontrar la razón del temor. La verdadera razón, pero esa razón esta ahí esperándome y mientras tanto lo logré. Llegué a la Laguna Quilotoa, con ojos llenos de arena y lágrimas al mismo tiempo. Con la certeza de que aún y con todo el temor que tenía pude avanzar pero no estuve sola, hubo una mano y una voz que me apoyó y esa mano y esa voz valen oro.

Déjame temor, déjame libre… para volver a ver otros lagos, otras lagunas, otras montañas…



Paralizada!!!

Arena y rocas... solamente, nada imposible.

El martirio.

La recompensa...

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